domingo, 3 de febrero de 2013

LOS HABITUALES DEL PARO


Los profesionales dedicados a cine, televisión, teatro o publicidad acostumbrados a convivir con el paro, sus trámites, plazos y prestaciones, sin tener en cuenta la situación de crisis económica en la que vive España.

  • El concepto que tienen los profesionales de cine y televisión del paro es de período de descanso
  • Los artistas también son emprendedores
  • Los cursos del Inem no sirven para estas profesiones



España cerró 2012 con 5.965.400 parados, es decir, un 26,02% de la población activa española está sin trabajo. Un drama, está claro. El número de parados lleva en ascenso continuado desde el segundo trimestre de 2011, cuando descendió ligeramente para volver a subir con fuerza. Las colas del Inem son interminables y los trabajadores se van a  la calle después de toda una vida.
(RTVE)
 Pero hay otros trabajadores que llevan toda la vida visitando periódicamente esa cola del Inem sin necesidad de crisis ninguna. Son aquellas personas cuya profesión está relacionada con la industria del cine y con la televisión, y también teatro, circo y otros espectáculos.
Es gente acostumbrada a empezar un trabajo que tiene fecha de caducidad. A ir al paro cada vez que acaba y seguir buscando. Es gente que se estabiliza en la inestabilidad. Y esta inestabilidad no mejora a medida que se asciende o se tienen más años de experiencia, sino que se mantiene y aumenta o disminuye influida por otros factores, como ahora la crisis económica.
Además, el concepto que tienen del paro, no suele ser de pérdida del trabajo, sino que es de descanso después de un trabajo que requiere durante un corto período de tiempo, un esfuerzo muy grande.
Es el caso de Almudena. Ella lleva casi 30 años trabajando en cine, sin dedicarse a otra cosa y por suerte le ha ido  bien. Es decir, que en esos 30 años ha hecho unas 50 películas. Si hacemos cuentas, sale a una y media cada año, aproximadamente. Se puede decir que es una buena media.
Pero, por supuesto, entre cada proyecto ha visitado y solicitado el paro. “Si no quieres que se lo quede el Estado, lo mejor es pedirlo”, dice. Y es que el paro acumulado tras un período de trabajo se guarda hasta cierto punto, pero después tiene fecha de caducidad. Esto significa que no se acumula ilimitadamente y tampoco se pueden cobrar todos los días trabajados durante la vida laboral de una persona. De nuevo hay un límite impuesto en 2160 días, que equivaldrían a 720 días de prestación, algo menos de dos años.
Todo esto para un régimen de cotización en la Seguridad Social normal. Pero los trabajadores de cine y televisión pertenecen a lo que se llama y régimen especial integrado. Concretamente al régimen de artistas y toreros. En este caso es, entonces, un poco diferente.
Para cobrar la prestación por desempleo, en el régimen de artistas y toreros, los días cotizados no equivalen, por regla a los del régimen general. En este caso depende de la base de cotización (que no es algo fijo sino que depende de cada productora).
Artículo 9 del 
Real Decreto 2621/1986, de 24 de diciembre, por el que se integran los regímenes especiales de la Seguridad Social de trabajadores ferroviarios, jugadores de fútbol, representantes de comercio, toreros y artistas en el régimen general, así como se procede a la integración de régimen de escritores de libros en el régimen especial de trabajadores por cuenta propia o autónomos.
Todo esto quiere decir que por un número de días trabajados, hay aproximadamente el doble de días de derecho al paro. “La regla no es exacta, pero suele coincidir nos dice Almudena”.
No es una injusticia, es una especie de compensación por la inestabilidad del trabajo. Y debido a esta inestabilidad, podría parecer que poca gente quiere dedicar su vida a esto. Pero todo lo contrario, cada día hay mas gente que quiere dedicarse a esto, muchas veces sin cobrar siquiera.
Los jóvenes siguen queriendo la profesión
Edu Ferrés tiene 20 años y se dedica a la interpretación desde los 16, cuando acabó la Secundaria en Tarragona. Allí trabajó durante tres años seguidos en el Parque temático PortAventura, su período de trabajo más largo. Después se vino a Madrid y es su representante y él mismo quien se encargan de buscar trabajo. En diciembre de 2012 solicitó el paro por primera vez. Para hacerlo tuvo que enterarse bien de cómo funciona pues como él dice “es más lento, tardan más en darte la valoración final y en comunicarte cuánto vas a cobrar al mes”.
Cuando una persona se registra en el Inem, el Servicio le ofrece cursos que debe hacer de forma obligatoria para seguir cobrando la prestación. Le pregunto a Edu sobre el tema, pero a él todavía no le han ofrecido ninguno.
Tampoco le han servido de mucho a Almudena, pero siempre pide que le envíen alguno. “Una vez hice uno de francés – dice –pero de mi profesión no he encontrado ninguno”.
Tábata es una jovencísima actriz, tiene 19 años y se forma desde los 14 para conseguirlo. Cuenta que intentó estudiar una carrera, Comunicación  Audiovisual, pero que lo dejó para centrarse en su profesión. A la pregunta de si ha pedido el paro, responde que no, que no ha cotizado lo suficiente. Señala además que la mayoría de los trabajos que le salen “son en negro”. Tampoco lo ha pedido por la razón de que le ofrecerían a través del Inem “no tienen que ver con la profesión”.
Tampoco hay forma de evitar estos “trabajos en negro” para alguien tan joven y que está empezando y lo que necesita es experiencia. Lo ideal sería tener esa experiencia y hacer prácticas de forma remunerada y cotizando desde el principio. Pero como ocurre con casi todas las carreras, no sólo artísticas, sino hasta de ingeniería, las prácticas son difíciles de encontrar y rara vez tienen buenas condiciones.
Es cierto que para trabajar en cine y televisión no se necesita un título universitario (en general), pero eso no quiere decir que la formación se quede en ESO o Bachillerato. La mayoría de los profesionales se han formado en diversas escuelas, cursos, talleres, incluso viajando. Y, como decía, las prácticas, se hacen aceptando trabajos, nunca mejor dicho, por amor al arte.
Curiosamente, ni Edu ni Tábata se imaginan viviendo sólo de la interpretación. Ambos cuentas con participar en otros sectores del medio audiovisual. Ambos consideran importante dedicar el tiempo que tienen sin trabajo remunerado a desarrollar sus propios proyectos. A emprender.
Por otro lado, si el Inem, además de para pagar la prestación a  los parados, está para ofrecerles y encontrarles trabajo, en este caso parece que no funciona. Estos profesionales no suelen confiar en los cursos que les ofrecen. O, si lo hacen, no suelen tener que ver con su profesión, aunque indirectamente les puedan resultar útiles.
Tábata y Edu, de 19 y 20 años, ya saben que si quieren seguir trabajando como actores, les va a tocar visitar la cola del Inem muy a menudo, con crisis económica o sin ella. Y aguantar épocas de menos trabajo con épocas de demasiado trabajo. Como dice Edu: “es necesario estar en activo siempre, aunque no sea de manera remunerada, estar trabajando en alguna producción o trabajar para ti mismo”.
Ellos tienen claro que para su profesión es  fundamental, pero también es necesario para todas las profesiones de régimen normal.

Entrevista completa a Almudena Fonseca

Pregunta: ¿A qué te dedicas?
Respuesta: Trabajo en cine y soy maquilladora y caracterizadora. Trabajo fundamentalmente en películas, aunque en mis comienzos trabajé también en publicidad y en moda, pero después me he quedado en el cine. Televisión propiamente dicha no hago, trabajo con productoras que producen series y después las venden a televisión. Aunque realmente son productoras de cine que ocasionalmente hacen estas producciones para televisión.
P: ¿Cuánto hace que te dedicas a ello?
R: Mi primera película la hice en el 85, casi 30 años.
P: ¿En cuántos proyectos has trabajado? Imagino que no los tendrás contados…
R: Pues sí, de películas te puedo decir que, más o menos, cincuenta y algo… Con series de televisión incluidas, aunque he hecho cuatro.
P: ¿Cuántos de ellos eran remunerados?
R: ¡Todos! Yo no trabajo gratis. Excepto cuando se hace un cortometraje para gente que empieza. Entonces no. En los cortos nadie cobra. Son trabajos de cuatro días o una semana. Son proyectos para ayudar sobre todo al director. Así que actores y técnicos trabajan gratis. Sólo me han pagado en un corto, rodado en Portugal. Pero en Espñaa no se pagan.
P: Entonces, ¿en tus cincuenta y pico trabajos no incluyes los cortometrajes, no?
R: No, esos no los cuento. No sé ni cuántos he hecho en mi vida. Muchos, pero no sé el número…
P: ¿Cuánto es el período más largo que has estado trabajando como maquilladora?
R: El tiempo medio de una película son ocho semanas más la preparación que suele ser diez o quince días, dependiendo de la producción. Luego están las series, que pueden durar hasta seis meses, aunque se hacen un descanso de unos quince días pasados tres meses.
P: ¿Y cuánto es el período más largo que has estado sin trabajar?
R: El actual. He tenido mucha suerte, he tenido trabajo continuado desde la primera película que hice. Tuve un pequeño parón de cinco meses en el 2000, pero fue casualidad de que no me llamaron en varios meses, no se debía a una crisis como ahora. Pero en mi trabajo es normal: que tengas una película a continuación de otra o puede que estés uno, dos o cinco meses sin trabajar. Pero ahora es distinto, acabé en julio mi última película y desde julio hasta ahora estoy sin trabajar, es decir, seis, siete meses sin trabajar. Esto no es un parón normal como el que acabo de explicar. Este es la consecuencia de la crisis que estamos teniendo, todos los recortes que ha tenido Cultura que, por supuesto han afectado al mundo del cine en el que yo trabajo. Se han recortado muchas subvenciones, hay menos rodajes, y por tanto hay muchos más técnicos en paro.
P: ¿Qué haces cuando terminas una película?
R: ¡Descansar! (Ríe). Pues a veces me ha ocurrido empalmar dos proyectos seguidos, e incluso he tenido que dejar un sustituto en una película para ir a otra. Pero normalmente, si hay un mes o dos entre película y película pues me quedo en el paro. Me quedo en mi casa sin trabajar, que me viene muy bien descansar porque el trabajo en el cine es muy absorbente y se trabajan muchas horas al día. Si se que en un período corto de tiempo voy a tener trabajo, incluso me pongo contenta. Pido el paro, tengo acumulados trabajos y películas. Si tengo un parón de dos meses lo solicito y me lo conceden. Y así hasta que me vuelvan a llamar para trabajar. P: ¿Cuántos años tenías la primera vez que lo pediste?
R: No lo sé, a lo mejor 30, no sé…
P: ¿Y cuantas veces lo has pedido desde entonces?
R: Tampoco lo sé… Pero a lo largo de 30 años lo he pedido ya varias veces. A ver, tampoco se puede estar sin solicitar el paro. Imagínate que tienes diez años de trabajo sin solicitarlo, tendrías diez años de paro acumulado, pero no te vana  apagar esos diez años, eso tiene una caducidad. Como máximo te pagan dos años, creo. Todo lo que no hayas pedido se borra. Así que conviene, si no quieres que el dinero se lo quede el Estado, pedirlo de vez en cuando.
P: ¿Qué sueles hacer cuando no estás trabajando?
R: Como te he dicho antes el trabajo en el cine es muy absorbente, suelen ser 11 horas, más desplazamientos… Es agotador. Así que me dedico a ser ama de casa, pongo en orden mi vida, me dedico a mi familia… Me ocupo más de mí.
P: ¿En el Inem te ofrecen cursos?
R: Sí, ¡y yo acepto encantada! Pero en treinta años, de las veces que he ido a la oficina del Inem y he solicitado el paro, que han sido muchas, me dicen que estoy obligada a hacerlos y yo me apunto, pero en todo ese tiempo, ¡solo me han mandad una carta para hacer un curso! Era de francés y lo hice y me vino muy bien para una película que rodé en Suiza. Pero los de estética no me interesan, alguno de caracterización podría ser… Pero nunca he conseguido acceder a ninguno.
P: ¿Te supone un conflicto encontrarte en el paro? ¿Lo estás pasando muy mal?
R: Lo estoy pasando mal como todos los parados, no es agradable estar sin trabajar. Pero a diferencia de otros trabajos más convencionales, los técnicos de cine estamos acostumbrados a solicitar el paro. No me supone un conflicto, es habitual. Hoy en día, tras siete meses, ya no es lo mismo. Pero me han llamado para dos películas, para mayo y julio, así que dentro de poco empiezo a  trabajar.



lunes, 17 de diciembre de 2012

La cara del cine francés deserta

Gérard Depardieu, uno de los actores más consagrados de Francia se va del país debido a la política fiscal del ejecutivo, que grava en un 75% las rentas de más de un millón de euros.

Depardieu ha solicitado el pasaporte belga y ha devuelto el francés y además, ya presume de vivir en un antiguo caserón en el municipio belga de Néchin, a un kilómetro de la frontera con Francia y que ya cuenta con más de 2.800 franceses registrados.

La ministra de Cultura francesa, Aurelie Filipetti, ha declarado, indignada, que el actor "deserta del campo de batalla en plena guerra contra la crisis". Y por el mismo camino, el ministro de Trabajo ha dicho que "su decisión es una muestra de su decadencia personal y no está a la altura de su calidad como actor".
El primer ministro francés, Marc Ayrault, calificó al actor y a su decisión como "miserable". Y éste ha contestado devolviendo su pasaporte y su tarjeta de la seguridad social con una carta en la que le dice: "Me voy porque usted considera que el éxito, la creación y el talento deben ser sancionados".
Además, el ejecutivo se ha visto respaldado por la prensa más afín (Le Monde, Libération, Le nouvel observateur...) que durante está semana han linchado mediáticamente a Depardieu.

Depardieu como Cyrano de Bergerac, 1990.

Este actor no es el primer dueño de una gran fortuna que se va de Francia, sino que se ha visto precedido por empresarios como la familia Mulliez (Auchan), la familia Meunier (Carrefour), Bernard Darty...