lunes, 17 de diciembre de 2012

La cara del cine francés deserta

Gérard Depardieu, uno de los actores más consagrados de Francia se va del país debido a la política fiscal del ejecutivo, que grava en un 75% las rentas de más de un millón de euros.

Depardieu ha solicitado el pasaporte belga y ha devuelto el francés y además, ya presume de vivir en un antiguo caserón en el municipio belga de Néchin, a un kilómetro de la frontera con Francia y que ya cuenta con más de 2.800 franceses registrados.

La ministra de Cultura francesa, Aurelie Filipetti, ha declarado, indignada, que el actor "deserta del campo de batalla en plena guerra contra la crisis". Y por el mismo camino, el ministro de Trabajo ha dicho que "su decisión es una muestra de su decadencia personal y no está a la altura de su calidad como actor".
El primer ministro francés, Marc Ayrault, calificó al actor y a su decisión como "miserable". Y éste ha contestado devolviendo su pasaporte y su tarjeta de la seguridad social con una carta en la que le dice: "Me voy porque usted considera que el éxito, la creación y el talento deben ser sancionados".
Además, el ejecutivo se ha visto respaldado por la prensa más afín (Le Monde, Libération, Le nouvel observateur...) que durante está semana han linchado mediáticamente a Depardieu.

Depardieu como Cyrano de Bergerac, 1990.

Este actor no es el primer dueño de una gran fortuna que se va de Francia, sino que se ha visto precedido por empresarios como la familia Mulliez (Auchan), la familia Meunier (Carrefour), Bernard Darty...

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